lunes, 8 de febrero de 2010

Declaran abandonada histórica Maestranza de San Bernardo

www.canal13.cl
Actualizado 08-Feb-2010

Pese a que el Ministerio de Educación la declaró Monumento Nacional en enero, aún permanece abandonada y sigue siendo destruida por vándalos y ladrones.



Su imponente infraestructura está abandonada.

La maestranza ferroviaria de San Bernardo fue un complejo industrial que fabricaba y reparaba trenes en la época de oro del ferrocarril, y se le recuerda por ser la más grande del país y la segunda en América Latina.

Sin embargo, su imponente infraestructura de hormigón armado construida entre 1916 y 1920 por una compañía holandesa actualmente, para el año del bicentenario, se encuentra abandonada.

Son 11 hectáreas de colosales edificios donde funcionaban los talleres de mantención, caldería y herrería. Todo ha sido destruido y lo que no, ha sido robado. Incluso en el lugar viven algunas personas en situación de calle.

Este enorme espacio, más grande que la Estación Mapocho, fue declarada Monumento Nacional en abril del 2009, pero recién en enero pasado el Ministerio de Educación firmó el decreto.

No obstante, aún falta la toma de razón de la Contraloría. Por ello y para evitar que la sigan destruyendo, la Municipalidad de San Bernardo declaró hoy a la propiedad “abandonada”.

La alcaldesa Nora Cuevas explica que con esta medida busca “exigir a la empresa este cierre definitivo. Si no lo hacen ellos, lo tendremos que hacer nosotros a costo de la empresa evidentemente”. Una historia de rieles y durmientes que esperan resurgir en medio del abandono.


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PLATAFORMA URBANA
18 Abril 2009

Maestranza San Bernardo, ¿qué hacer con el pasado?
Por Beatriz Mella
PUBLICADO EN: Patrimonio , barrio, cultura, identidad, monumento, Patrimonio, recuperación, tren



Imagen vía Flickr por rhgc

“Desde el punto de vista político, el patrimonio cultural fortalece a la nación, al colaborar en el sentido de pertenencia.” ((Monumentos y sitios de Chile. Santiago, Chile : Altazor, 1999. pg. 251))

Desde la semana pasada, y luego de una intensa gestión de parte del Comité de Defensa Histórico Cultural de la Maestranza de San Bernardo, lo que queda de esta antigua construcción ferroviaria será protegida como Monumento Histórico Nacional, por lo que queda bajo el amparo del CMN .

En el último tiempo no son pocas las noticias que reflejan el interés que están generando los inmuebles y zonas que tienen un sentido histórico y/o social, lo que significa una valoración y reconocimiento a nuestro pasado e identidad, y es una muestra de que el tema del patrimonio está adquiriendo fuerza para ser cada vez más parte de la conciencia de autoridades y ciudadanos.

Sin embargo, una serie de preguntas sobre este tema siguen sin ser resueltas, por ejemplo, ¿cómo hacer del monumento un importante componente para el desarrollo de la ciudad?, o ¿de qué “ahora” (presente) podemos hablar al intervenir un hecho histórico?1

Más después del salto

¿Qué pasó con la Maestranza?, un poco de historia.

En 1915 la Compañía Holandesa para Obras en Concreto ganó la licitación para construir ocho pabellones en 45 hás. además de construcciones menores y patios de maniobra. Debido al dispare de los precios de acero por la I Guerra Mundial, no quedó otra que hacer la estructura con hormigón armado2, entre los años 1916 y 1920. En ese tiempo la industrialización del país iba de la mano con el desarrollo ferroviario, por lo que la Maestranza tuvo gran importancia al ser el centro de reparaciones de estos trenes, además de albergar a unos 2.000 trabajadores.



Imágenes de la Maestranza en los años 50, tomadas del sitio

El problema se produjo cuando se comienza a desarticular el sistema ferroviario. Ya en la década de los cincuenta la locomotora a vapor comenzó a ser reemplazada por las máquinas diesel y eléctricas. Una de las razones del cierre posterior de la Maestranza dice relación con esto, además de la progresiva disminución del aporte estatal al desarrollo de FF.CC durante la dictadura militar de Pinochet (en 1979 se suprime definitivamente el aporte estatal a FF.CC del Estado) y el cierre de los ramales (las líneas secundarias de la red que funcionaban preferentemente con máquinas a vapor). En 1967, las reparaciones de las locomotoras a vapor en la Maestranza disminuyeron a la mitad3

El año 1984 se hipoteca la Maestranza. Luego de un prolongado tiempo de deterioro, y volviéndose un foco de obsolescencia del lugar, el año 1995 los terrenos se concesionaron para un mega proyecto inmobiliario, asegurándose en ese entonces una restauración y reconversión de los pabellones que quedaban en pie. De las casi 50 hectáreas de la Maestranza, 40 fueron utilizadas para 1.800 viviendas y 800 departamentos.

Lamentablemente las promesas hechas en un comienzo no tienen los frutos deseados, y la Maestranza continuó con su proceso de degradación estructural y física, al tiempo que era saqueada por la falta de vigilancia nocturna. Ante esto nace el Comité de Defensa Histórico Cultural de la Maestranza de San Bernardo, el cual tras reunir casi diez mil firmas de apoyo, lograron la declaratoria de la ex estación como Monumentos Histórico.

Según Oscar Acuña, secretario ejecutivo del Consejo de Monumentos Nacionales, “este caso concreto, es un ícono para todos los ferroviarios de nuestro país, que involucró a vecinos, ex ferroviarios, la Municipalidad de San Bernardo y autoridades provinciales”4.

Pero qué significa ser patrimonio?

Según el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, patrimonio cultural es “el conjunto de manifestaciones o producciones humanas, tangibles o intangibles, pretéritas o actuales, que posean relevancia arqueológica, histórica, etnográfica, científica, social o artística para la sociedad chilena”5.
Si bien las declaraciones de Monumentos nacionales traen consigo un reconocimiento de la cultura e historia de un barrio o de la nación entera, no siempre son recibidos de buena manera por los dueños de estos inmuebles, ya que no obstante la cantidad de mecanismos de financiamiento, por lo general público, los recursos destinados a la mantención son insuficientes, lo que queda de manifiesto en el deterioro de gran parte de estas reliquias.

Por otro lado, la mantención de estos inmuebles se hace dificultosa ya que como están bajo el control y vigilancia del Consejo Nacional de Monumentos, todo trabajo de conservación o reparación, está sujeto a su autorización previa

¿Monumento Congelado o Integrado?

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“En ningún caso el monumento puede vivir sin una revalorización permanente del imaginario (…), el bien patrimonial ha de saltar por encima de los estrechos parámetros que, “esculturizándolo”, lo convirtieron en una pieza de museo tan anecdótica como enmarcada dentro del folclor”6.

En el caso de la Maestranza de San Bernardo, el objetivo original de la declaratoria como Monumento Nacional era hacer un centro comercial en las dependencias del Pabellón Central, un centro deportivo en el Taller de Herrería y un museo ferroviario en el de Calderería

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. Además, las Oficinas de Administración debían transformarse en un centro de formación técnica. Todo esto se complementaría con un supermercado, una iglesia y una estación de Metrotren.

Se hace necesario romper con la idea de que los Monumentos Históricos son viejas reliquias. Las responsabilidades que implican la declaración de Monumentos Nacionales deben ser por un lado de conservación, lo que involucra la permanencia, restauración y mantención de la obra patrimonial en el lugar, por tanto de subsistencia. Pero por otro lado, debe entenderse que son monumentos vivos en cuanto necesitan reintegración al ambiente donde están insertos, ya que hay un entorno que expresa un sentimiento hacia el inmueble. La recuperación de la obra debe albergar ahí actividades nuevas o tradicionales que le den sentido a su existencia, no como meras postales de tiempos pasados.

En el caso de la Maestranza, los vecinos del sector reconocieron no sólo las desventajas de tener un terreno baldío con una construcción que se deterioraba cada vez más, sino que también se reconoció la importancia histórica y simbólica del lugar que albergó los inicios de la comuna de San Bernardo y a sus trabajadores.

El “ambiente” que rodea la construcción declarada se transforma a sí en parte del “conjunto de la obra”, si el monumento se integra al ambiente, tanto estética como funcionalmente, comienza a ser parte de este, involucrándose nuevamente en los aspectos culturales del sector. Así, pasado y presente no se encuentran en una relación historicista, sino más bien en la identidad cultural y social del lugar.



Foto vía Flickr por ingenieroacustico.cl

Referencias:
http://ferromuseosb.blogspot.com/

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http://patrimonial.bligoo.com/content/view/183836/Maestranza_Central_de_San_Bernardo.html
http://www.monumentos.cl/
http://maestranzacentral.blogspot.com/

El Mercurio

preguntas tomadas del libro “Yory, Carlos Mario, 1961- . Del monumento a la ciudad : el fin de la idea de monumento en el nuevo orden espacio-temporal de la ciudad.2002 [↩]
Según los arquitectos Carolina Espinoza y Esteban López, quienes desarrollaron el estudio Seminario de Historia “Maestranza de San Bernardo”, en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile, este taller ferroviario representa un hito en la arquitectura industrial en Chile debido al sistema constructivo con el que se levantó: hormigón armado. Los edificios de la maestranza se basan en el estilo arquitectónico denominado Art Decó. Sus postulados son la simplificación de las formas: superficies lisas, juegos de planos que dan luces y sombras a los volúmenes, geometrización de las formas a través de líneas y curvas, junto con escalamientos de grecas y frisos como ornamentación. Sobre estos conceptos, el uso de hormigón armado como sistema monolítico de construcción resulta idóneo.

Fuente: maestranzacentral.blogspot.com

Texto citado de http://maestranzacentral.blogspot.com/

Fuente: www.monumentos.cl
libro “Monumentos y Sitios de Chile”, pág. 259
Yory, Carlos Mario. “Del monumento a la ciudad : el fin de la idea de monumento en el nuevo orden espacio-temporal de la ciudad”. Bogotá , 2002. Pg. 20-21

jueves, 4 de febrero de 2010

Proyecto para frenar deterioro de monumentos históricos del archipiélago de Juan Fernández:

EL MERCURIO
Domingo 24 de Enero del 2010

Restaurarán las cuevas refugio de patriotas.
También se rescatará el fuerte de Santa Bárbara, que la corona española ordenó construir en la isla Robinson Crusoe en 1751.



HERNÁN CISTERNAS


Las Cuevas de los Patriotas, en el archipiélago de Juan Fernández -que tienen el reconocimiento de monumento nacional-, enfrentan amenazas de derrumbes y erosión. Varias de ellas han perdido profundidad, debido al desgaste del cerro, o se han desmoronado completamente.

Se trata de 9 cavernas que entre 1814 y 1817 sirvieron de abrigo y refugio a los 42 patriotas desterrados a la isla tras el triunfo de las fuerzas realistas, en el desastre de Rancagua.

En los socavones vivieron su extrañamiento en condiciones inhumanas figuras de la Patria Vieja tales como Mariano Egaña, Juan Antonio Ovalle, Manuel Blanco Encalada, Ignacio de la Carrera, José Ignacio Cienfuegos, Manuel de Salas, Francisco de la Lastra y Juan Enrique Rosales, entre otros.

El director regional de Arquitectura de Valparaíso, Juan Carlos García, explicó que el área requiere de una intervención general para evitar las filtraciones de agua e impedir que las cuevas se sigan dañando.

Las cavernas se remontan a mediados del siglo XVIII, cuando la isla comenzó a ser empleada como prisión. Cuenta la tradición que fueron cavadas en 1749 por los propios reclusos para usarlas como refugio.

Restauración

El alcalde de Juan Fernández, Leopoldo González Charpentier, recordó que el municipio pretendió realizar obras de mantención en el área, pero limitaciones económicas no le permitieron cumplir con las exigencias del Consejo de Monumentos Nacionales.

Agregó que la situación ha cambiado gracias al programa Puesta en Valor del Patrimonio Histórico y Cultural, que tiene financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo, BID.




Junto con las Cuevas de los Patriotas, se recuperará la fortificación más antigua de Juan Fernández, que se construyó a mediados del siglo XVIII para defender al poblado de los piratas y corsarios.

Juan Fernández fue seleccionado para rescatar sus dos monumentos nacionales: las Cuevas de los Patriotas y el fuerte de Santa Bárbara, que data de 1751.

En los próximos días se conocerá qué empresa se adjudicará el diseño del proyecto. Cuatro consultoras postularon al concurso. Ésta dispondrá de un plazo de siete meses para hacer un diagnóstico de ambos monumentos históricos, analizar sus estructuras, evaluar y formular una propuesta de intervención. Podría sugerir una restauración exacta a como era hace dos siglos, consolidar lo que existe hoy o plantear alguna intervención más contemporánea.

Para contratar la consultoría de diseño se cuenta con 70 millones de pesos.

El proyecto de restauración que elaboren los especialistas será sometido a la aprobación del Consejo Nacional de Monumentos y de la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas. Recién entonces se llamará a licitación para ejecutar las obras.

Las intervenciones deberán responder a los estándares que exige el BID, que aportará el 80% del financiamiento.


miércoles, 3 de febrero de 2010

Líos de familia: la oscura historia detrás del edificio de El Mercurio

lanacion.cl

Por José Morgado / LND
Se ha hablado bastante del millonario proyecto que levantará una torre de oficinas en la intersección de Morandé con Compañía, donde por 80 años corrieron editores y reporteros para despachar las páginas del decano. Es la parte linda del negocio. Sin embargo, la iniciativa también arrancará una hoja del árbol genealógico de los Edwards. María Carolina Carmona, la sobrina que Agustín entregó a un orfanato londinense, figuraba hasta hace poco como propietaria de casi la mitad del terreno. Ahora ha quedado al margen, como siempre quiso el propietario de El Mercurio.

Domingo 31 de enero de 2010 LND Reportajes
Fotos

Kike Morandé pronto cumplirá diez años al aire en Mega. Su compadre Álvaro Salas le aconsejó que bautizara su programa como “Morandé con Compañía”, aludiendo a la céntrica intersección santiaguina. Fácil de memorizar. En esta exitosa década, en que enterró el trauma de su última etapa en Canal 13, el animador ha establecido el nombre de su show como sinónimo de juerga, pachanga y acaloradas modelos. El concepto entró al inconsciente popular. La famosa esquina ya no se vincula a los tribunales de justicia. Tampoco a El Mercurio, que por más de 80 años despachó sus páginas desde ese lugar. Sin embargo, al interior de la familia Edwards, propietaria de la empresa periodística, Morandé con Compañía representa el último vestigio de la historia que más se ha empeñado en ocultar.



El viejo edificio mercurial hoy sólo conserva su fachada. La cáscara apenas se sostiene. Pocos transeúntes se detienen en la estructura, salvo uno que otro turista que dispara fotos hacia el elefante blanco en cuyas desaparecidas dependencias corrieron reporteros y editores entre 1902 y 1983. No le queda mucho tiempo en este estado.

Los Edwards decidieron deshacerse del inmueble el año pasado. La empresa Banmerchant ya comenzó los trabajos en este paño, uno de los más codiciados filetes inmobiliarios que quedaban en el centro, para construir una torre de oficinas de diez pisos. La iniciativa incluye supermercado, patio de comidas y otras tiendas comerciales, además de 500 estacionamientos que aliviarán la congestión vehicular del sector.

La hermosa Sonia Edwards Eastman siempre se rebeló al mandato de su hermano Agustín. Incluso apoyó la estatización de “El Mercurio” durante la Unidad Popular.

El gerente general del proyecto, Germán Ilabaca, asegura que “será una remodelación que le va a dar harto movimiento al sector. Hoy está este hoyo, y así y todo pasan 27 mil personas al día”. Como la fachada está protegida por la Ley de Monumentos Nacionales, todas las innovaciones, que demandarán 40 millones de dólares, se ubicarán en su interior, tal como lo hizo Sud Americana de Vapores en la Plaza Sotomayor de Valparaíso.

Esta transformación también arrancará una hoja del árbol genealógico de los Edwards. Según consta en el registro del Conservador de Bienes Raíces de Santiago, la mitad del inmueble de Morandé con Compañía fue heredado en 1985 por la fallecida Sonia Edwards Eastman, la hermana díscola de Agustín, el mandamás del clan.

En 2003, tras la muerte de Sonia, esa porción quedó a nombre de María Carolina Carmona Edwards, su hija menor y protagonista de un triste episodio que probablemente se cerrará con la nueva construcción.

La hermana díscola



La hermosa Sonia Edwards Eastman siempre se rebeló al mandato de su hermano Agustín. Incluso apoyó la estatización de “El Mercurio” durante la Unidad Popular

Sonia, bella y deportista, siempre desordenó el esquema de Agustín, quien, gracias a la cultura de mayorazgo arraigada en la familia, tenía el “deber” de mover todos los hilos del clan, desde la rutina doméstica hasta los negocios. Pese a la oposición de su hermano, Sonia ingresó, a comienzos de los ’60, a la Escuela de Sicología de la Universidad de Chile.

Con un fracaso matrimonial y dos hijos a cuestas (Nicolás y Dominique Berthet), la rebelde joven se impuso la misión de sacar la carrera adelante y, de paso, romper la burbuja en que había crecido. En el libro “Cara y sello de una dinastía”, Mónica Echeverría cuenta que para Sonia no fue fácil insertarse en un medio en que había mucha gente que criticaba la línea editorial de El Mercurio. A sus compañeros tampoco les caía bien que arribara al campus en autos lujosos. Tenía problemas en sus dos mundos. Sin embargo, con el tiempo, pudo acoplarse a la vida universitaria y generó importantes lazos de amistad, sobre todo con alumnos de pensamiento de izquierda. Renegando de su abolengo, Sonia, según la investigación de Echeverría, luego se incorporaría al MIR.

Cuando Sonia quedó embarazada de Carolina, Agustín Edwards la envió a Inglaterra para pasar el “bochorno”. Después entregó la guagua a un orfanato. Foto: Mario Ruiz.

Cuando Sonia quedó embarazada de Carolina, Agustín Edwards la envió a Inglaterra para pasar el “bochorno”. Después entregó la guagua a un orfanato. Foto: Mario Ruiz

En esos años se enamoró profundamente de su compañero Alfredo Carmona. Al quedar embarazada, Agustín obligó a su hermana a que viajara a Inglaterra para ocultar esta situación, que consideró bochornosa. La familia la internó en una clínica en Londres, donde dio a luz a una niña. Al despertar, Sonia se enteró de que Agustín se había llevado a la guagua y la había dejado a cargo de una nodriza. Sobre este episodio, Mónica Echeverría explica a LND que “Sonia fue una víctima más de Agustín Edwards. Le quitó su hija. Eso todos lo saben”.

Sonia regresó con esa terrible amargura a Chile. Por años tuvo que resignarse ante el cruel mandato de su hermano. Muy afectada sicológicamente, Sonia recurrió a su nueva pareja para dar con el paradero de su hija. Así dio con ella en un orfanato en Londres.

María Carolina Carmona Edwards se incorporó tardíamente al lecho familiar. Tenía cuatro años cuando se reencontró con su madre. Sonia ya era otra. En plena Unidad Popular, mientras Agustín mantenía contactos con la administración de Richard Nixon para que Estados Unidos ayudara a hacer trastabillar el gobierno de Salvador Allende, Sonia apoyaba públicamente la posibilidad de estatizar El Mercurio, participando incluso en la histórica toma del edificio de Morandé con Compañía, acto que fue convocado en protesta por la línea editorial impuesta por su hermano y director. Echeverría recuerda que la toma duró menos de un día, “porque Allende les dijo que por favor se retiraran porque no quería que en el extranjero pensaran que él estaba en contra de la libertad de prensa”.

“El Mercurio miente y sigue mintiendo”, declaró Sonia en esos agitados días tras el despido de un grupo de periodistas sin razón aparente. La defensa no era un antojo: la díscola Edwards pertenecía al Frente de Trabajadores Revolucionarios de los Medios de Comunicación en representación de los empleados del diario de su familia. Los vínculos de Sonia Edwards con la izquierda incluso se mantendrían durante la dictadura de Augusto Pinochet.

Valiente y cariñosa

“Sonia fue una persona tremendamente valiente, muy cariñosa”, señala Lucía Sepúlveda, periodista y ex mirista, a LND. En los inicios del régimen militar, Lucía y su marido (Augusto Carmona, asesinado en dictadura) pasaron a la clandestinidad y no tenían dónde establecerse. Aprovechando su apellido, Sonia consiguió fácilmente un arriendo para que la pareja estuviera más tranquila.

Tras la muerte de Augusto, la pista se puso más pesada. “Hubo una serie de detenciones en la zona que yo estaba trabajando, por tanto, me quedé sin casa y con una hija de cuatro años que cuidar. Ahí nuevamente apareció Sonia, que estaba dispuesta a ayudar a toda hora”. El apoyo esta vez fue directo: la mirista se fue a vivir a la casa de la hermana de uno de los hombres más influyentes durante el régimen militar.

Para que su presencia en la parcela de La Reina pasara inadvertida, Sonia le dijo a todo el mundo que Lucía era su bibliotecaria. Como la mirista tenía un buen manejo de inglés y Sonia tampoco era muy visitada por su familia, la coartada funcionó a la perfección. Sepúlveda recuerda que durante esos duros años, en que vivió con el constante miedo de que la fueran a descubrir, logró hacerse muy amiga de Sonia.

“Yo rescato especialmente su valentía y solidaridad, su cariño con los niños, especialmente con mi hija. Los juguetes que tenía para sus nietos, se los regalaba a mi hija”. Aparte de sus cualidades personales, a Lucía siempre le llamó la atención el gusto que tenía su amiga por el arte de la cultura mapuche, que destacaba en la decoración de su casa.

Sonia no sólo ayudó a sus compañeros de izquierda. También se dedicó a trabajar con niños enfermos de cáncer y con gente pobre a través de aporte económico y apoyo sicológico. “Ella hizo un trabajo muy lindo también con los niños del Hospital Calvo Mackenna. Sonia iba como voluntaria a ayudar a los niños con cáncer. Todas las semanas, no sólo un par de veces”, recalca Sepúlveda.

Sonia sufría del mal de Alzheimer. A medida que avanzó su enfermedad, la mujer fue perdiendo independencia. Terminó muy sola en una casa de reposo. Sobre este triste final, Sepúlveda lamenta que “ella empezó a perder la memoria por su edad. Yo traté de llegar a ella, pero me fue imposible. Nunca pude saber en qué casa de reposo estaba, porque la familia la escondió. Ninguno de sus verdaderos amigos, que no teníamos nada que ver con su familia, pudimos acercarnos, porque no teníamos forma de saber dónde estaba”.

La hermana díscola falleció el 2 de febrero de 2003. En el obituario de El Mercurio se omitió su ayuda a personas como Lucía Sepúlveda y lógicamente también sus discrepancias con Agustín. La nula aparición de su verdadera historia motivó a Mónica Echeverría a escribir el único libro que ha retratado el lado más oscuro del propietario del decano de los medios de comunicación a nivel local.

Si bien en el Conservador de Bienes Raíces de Santiago figura Carolina Carmona como una de las propietarias del terreno de Morandé con Compañía, en la página web de Tesorería sólo aparece su tío Roberto Edwards Eastman. Para establecer cómo se repartió la herencia de Sonia y de qué manera se cerró la transacción que permitió la actual intervención inmobiliaria, este medio contactó a Nicolás Berthet, hijo de su primer matrimonio, quien dijo que no quería hablar del caso “ni con usted ni con nadie”. Cuestión de familia.


EL CLAN Y SU ROL POLÍTICO

Según Mónica Echeverría y Ricardo Nazer, la familia Edwards ha tenido activa participación política en la historia de Chile. Tres son los hechos más relevantes en que esta dinastía, comandada por el Agustín de turno, influyó en el curso de las situaciones políticas:

► La revolución de 1891: Edwards Ossandón financió, desde el autoexilio, gran parte de la revuelta en contra del Presidente Balmaceda.

► El primer gobierno de Carlos Ibáñez del Campo: La familia Edwards actuó en contra del primer mandato de Ibáñez, también desde el autoexilio.

► El gobierno de Salvador Allende: Es el hecho más conocido de intervención de la familia Edwards. Desde el autoexilio en Estados Unidos maquinó la constante propaganda en contra de la Unidad Popular.

FAMILIA EN DECADENCIA

El primer Edwards en pisar tierra chilena fue George, un joven cirujano de 27 años que venía en un barco de contrabando desde Inglaterra en 1808. Según el historiador y académico de la Universidad Alberto Hurtado Ricardo Nazer, George provenía de “una familia corriente en Inglaterra”. Asimismo, aclara que la dinastía comenzó cuando el patriarca “se instaló en La Serena, se casó con una mujer de la aristocracia y tuvieron un hijo: Agustín Edwards Ossandón, quien llegó a ser el hombre más rico en la historia republicana de nuestro país. Entre 1830 y 1878 formó una fortuna como banquero, especulador y empresario minero”.

El primer Agustín se casó con Juana Ross y de ese matrimonio nació el segundo de la dinastía, Agustín Edwards Ross, quien fue el único heredero al morir a temprana edad su hermano. Agustín II, más que enfocarse en ganar dinero como su antecesor, se dedicó a consolidar un poder político y decidió establecerse en Santiago para tener el prestigio social que buscaba. En esa tarea de tener control político, según Nazer, Edwards Ross compró fundos (para controlar votos de los campesinos) y El Mercurio para tener incidencia en la opinión pública. Agustín Edwards Mac Clure tomó el relevo tras su muerte. El historiador explica que esta generación, en general, se dedicó a vivir del prestigio y el dinero ganado por sus antecesores. Vivieron en Europa. Como el costo de vida era tan alto, hipotecaron algunas propiedades. Con los problemas del siglo XX, en 1920 perdieron la mitad del banco de la familia y casi el diario, en medio de peleas entre hermanos.

En 1941, murió Edwards Mac Clure y dejó sólo un hijo de descendencia: Agustín Edwards Budge, quien conservó una parte del banco y mantuvo el patrimonio periodístico e inversiones en sociedades menores. Tuvo cuatro hijos: Agustín, Sonia, Roberto y Marisol.

“Agustín Edwards Eastman, actual controlador de El Mercurio, perdió el Banco de A. Edwards en los ’80, y si en la dictadura no le hubieran pagado sus deudas, también posiblemente hubieran perdido El Mercurio, sintetiza Nazer.

El historiador de la Pontificia Universidad Católica (PUC) Cristián Gazmuri, declara que “los Edwards ya no son lo mismo. Aún son muy ricos, pero no tienen las riquezas de antes”. Gazmuri agrega que si bien han perdido poder económico, “aún tienen El Mercurio, lo que les da un poder político enorme”.

Nazer es más lapidario: “En la actualidad, los Edwards son más un mito que una realidad. Son una familia en decadencia”. A su juicio, el futuro de la familia no se ve muy promisorio dado que “los Edwards tienen problemas, porque su fuente de dinero y poder son los medios de comunicación, pero no supieron, en los últimos años, modernizarse y asumir los cambios. Por ejemplo, debieron haber invertido para tener un canal de televisión o tener intereses en las empresas de TV cable”.


Se invertirán 40 millones de dólares en la construcción de la torre de oficinas, que además contará con supermercado, patio de comida y otras tiendas comercial

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martes, 2 de febrero de 2010

Parte remodelación de Quinta Normal: Juegos de agua y cambios en laguna, lo principal

La Segunda
Martes 2 de Febrero de 2010
Fuente :Claudio Salinas del Canto

Ocho meses durarán las obras: ya se cercó el perímetro que será transformado.


Una imagen de la puerta de ingreso de Matucana: Hoy el deterioro de 30 años sin ninguna intervención; abajo, una imagen virtual -con juegos de agua de por medio- de cómo quedaría el recinto.
Cercado por tapias azules se esconden los trabajos que darán vida a la revitalización del recinto.
Santiago.- Una Plaza de Aguas; cambiar el rostro de la Laguna, chorros de aguas multifuncionales y revitalizar las áreas verdes son parte de las obras que hace poco días comenzaron en el Parque Quinta Normal, y que en la actualidad se esconden tras cercos azules.

Con una inversión de $2.500 millones, este proyecto Bicentenario —coordinado por el seremi Metropolitano de Vivienda— remozará el acceso oriente del Parque, en 4,4 hectáreas del recinto.

“Se trata de la primera intervención en más de 80 años, en que se vuelve a poner en valor este Parque que sintetiza los ideales de la República, un espacio de libre acceso para todos y que ocupa un lugar relevante en la memoria colectiva de nuestro pueblo”, destacó el seremi de Vivienda, Carlos Estévez.

En sus inicios el recinto fue adquirido por la Sociedad Nacional de Agricultura y en 1842 y es inaugurado como la Quinta Normal de Agricultura, para destinarse a la experimentación agrícola. Se pensó además como un eje para el desarrollo inmobiliario de la zona poniente de la capital en el siglo XIX. Para el Centenario, se construyó la Puerta de Acceso Oriente y la Laguna.

El agua, protagonista

Los trabajos consideran renovar la que antiguamente fue una cancha de patinaje y hoy se encuentra en el relleno de las obras del metro, se levantará una Plaza que contará con múltiples chorros de agua, con variadas secuencias e intensidades, lo que permitirá que los niños jueguen y se mojen. Se planifica incluso un espectáculo de agua y luz en el lugar.

En la entrada Oriente del Parque —donde está la estación del Metro—, se propone una Plaza de Acceso. Según Estévez, “trabajando la puerta de entrada desde Matucana, se integra el parque a la ciudad... la idea es que la vista humana pueda entrar al parque y este salir hacia la ciudad”.

Nuevos muelles para la laguna

Entre otras modificaciones se renovará la Laguna de Botes, que hoy posee un borde de cemento y rejas en todo su perímetro.

La idea es integrarla mejor al parque, mediante la construcción de nuevos muelles de madera, paseos perimetrales y nueva vegetación.

Transversalmente, en todas las zonas de intervención, que corresponde al sector más frecuentado y característico del parque, se mejorará el paisajismo, se adoptarán medidas para la conservación arbórea… además de la incorporación de un nuevo sistema de riego”, enfatizó Estévez.

También se contempla reemplazar los baños públicos existentes por otros de mejor calidad y ubicados subterráneamente, para no entorpecer la visión del paisaje.
Todo se complementará con nuevas bancas y luminarias, la instalación de pérgolas y el mejoramiento y redefinición de los recorridos peatonales actuales, aumentado la superficie de los prados.

El seremi finaliza con un compromiso: “Nosotros trabajamos para que esto este terminado en septiembre del 2010”.
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Cerro San Cristóbal: El gran mirador cumple 100 años

www.emol.com
VIVIENDA Y DECORACIÓN
Sábado 13 de Septiembre de 2008


El Gran Mirador cumple 100 años
Tupahue era su nombre antes de llegar los conquistadores; ellos lo bautizaron San Cristóbal en honor al patrono de los viajeros, pues servía de guía a quienes llegaban a la ciudad. Hace cien años, con la instalación de una imagen de la Virgen en su cima, se dio el primer paso para convertirlo en parque público. La forestación, expropiación y construcción de hitos tan emblemáticos como el funicular o el zoológico, se dieron en forma paulatina, hasta transformar el cerro en un lugar único. Refugio de turistas, devotos, deportistas y enamorados; de niños y adultos que encuentran en su cima la mejor posibilidad para contemplar Santiago en 360 grados

Fotos: Publicado el 11/09/2008

Vea una galería de fotos

Texto, María Cecilia de Frutos D. Fotografías, Gonzalo López V.

Era cerca del mediodía del 26 de abril de 1908 cuando a los pies del Cerro San Cristóbal empezaron a llegar los primeros grupos de fieles. Se trataba de un Domingo de Resurrección especial, en el que verían cumplido su sueño de tener una imagen de la Inmaculada Concepción presidiendo la ciudad de Santiago. Con 22,3 metros de alto y 36.610 kilos de fierro fundido, la figura –inspirada en una obra del escultor italiano Jacometti– se había encargado a la fundición Val dOsne de París por intermedio del embajador en Francia, Enrique Salvador Sanfuentes. Columnas de gente con expresiones de alegría y recogimiento caminaban lentamente, siguiendo el sendero que sube el agreste paisaje del cerro, para conocerla. A las cuatro de la tarde la figura recibió la bendición del presbítero Clovis Montero, aun cuando miles de devotos quedaron a mitad de camino y no alcanzaron a presenciar la ceremonia.

Un siglo más tarde el santuario sigue acogiendo a católicos, piadosos, penitentes. Atrayendo la curiosidad de escolares, turistas y deportistas, para quienes llegar hasta la Virgen del Cerro San Cristóbal –a 863,94 metros de altura sobre el nivel del mar– resulta un buen desafío. Perteneciente al Arzobispado de Santiago, es el lugar de culto mariano por excelencia, y hasta donde el propio Papa Juan Pablo II llegó el 1 de abril de 1987 para mirar la ciudad desde lo más alto, según recuerda una placa de bronce en el carro del funicular que lo trasladó.

La primavera se acerca y el cerro empieza a florecer. Las 700 hectáreas de vegetación que lo convierten en el gran pulmón verde de la ciudad, como lo había querido Benjamín Vicuña Mackenna hacia 1870, parece que siempre hubieran estado ahí.

Pero no es así. Hasta unos diez años después de que la Virgen quedara instalada en la cima, el cerro siguió siendo un sitio despoblado, con espinos como única especie y varias canteras que se explotaban desde el siglo XIX para pavimentar las calles de Santiago y canalizar el río Mapocho. En 1916, Alberto Mackenna Subercaseaux, intendente de Santiago y presidente de los boy scouts, en conjunto con el senador Pedro Bannen iniciaron una campaña para adquirir los terrenos del cerro pertenecientes a privados y convertirlos en un parque de uso público. Fueron precisamente los boys scouts los primeros en realizar una plantación de árboles en el lugar.

Según expone Juan Medina Torres en su libro "El gran balcón de Santiago", el censo de 1865 registraba 115.377 habitantes y los planos de la ciudad dejaban al San Cristóbal fuera de sus límites. En un detallado relato, el autor recuerda anécdotas que dieron vida a este enorme jardín: como que en 1919 se invitó al arquitecto paisajista Carlos Thays –director de los jardines públicos de Buenos Aires– para que proyectara su transformación pero los planos se quemaron en un incendio. También en esos años se construyeron diez kilómetros en caminos y se plantaron cinco mil árboles, cuyo costo sumado a las expropiaciones de terreno terminaron por agotar el millón de pesos que se dieron por ley. Pese a todo, en 1921 el San Cristóbal ya se había conquistado como un parque para la comunidad.

En septiembre de ese mismo año, a un costado del Santuario de la Virgen, se puso la primera piedra del templo Maternidad de María. Los muros empedrados de la capilla, que más parece una gruta estilo románico, fueron pintados por el artista alemán Peter Horn, autor de la Gran Cruz de Rinconada de Silva. El 25 de diciembre de 1931 la pequeña iglesia fue inaugurada y bendecida.

Viaje en funicular

Son las once de la mañana del martes 26 de agosto del 2008. Varios cursos de educación básica se despliegan por la explanada que da a calle Pío Nono. Es el acceso más popular y más utilizado por los visitantes al cerro; también lugar favorito de vendedores de globos, dulces, bebidas, helados y juguetes que no superan los dos mil pesos. Los niños repletan la plaza de gritos. Los más chicos, de la mano y bajo mando de profesoras y mamás que van de guía, forman una ansiosa cadena en espera de subir al zoológico.

El funicular es la opción más romántica y emocionante para trepar el San Cristóbal. Declarado Monumento Histórico el año 2000, esta obra de ingeniería se inauguró el 25 de abril de 1925 –el mismo año que se creó el zoológico–. Recorre 485 metros en un plano inclinado y cuenta con dos carros con capacidad para 50 personas cada uno: mientras uno sube el otro baja, haciendo un contrapeso que le permite viajar a constantes 20 kilómetros por hora. Desde que empezó a funcionar dicen que "ha habido incidentes, pero nunca un accidente grave".

El trayecto se inicia en un castillo de piedra estilo medieval diseñado por los arquitectos Luciano Kulczewski y Carlos Landa, donde se encuentran la boletería y algunas oficinas, y remata en la Sala de Máquinas y el Salón Tudor, atribuido también a Kulczewski por la similitud en su construcción. Este último alberga desde 2006 una sala de exposiciones única por su ubicación y vista privilegiadas.

Bajando del funicular se llega a la Terraza Bellavista, a 260 metros sobre la ciudad, con vista a la zona centro sur de Santiago. Aquí, los turistas se apropian con sus cámaras de foto de la panorámica capitalina. Aunque llovió hace pocos días, el esmog no la deja lucirse como es debido.

Vacaciones en el cerro

El San Cristóbal esconde lugares únicos. La forestación que hermoseó el cerro durante la década de 1920, la construcción del funicular, y la creación del zoológico, fueron sólo el comienzo de la gran riqueza que aquí se descubre. Los años sesenta y setenta fueron determinantes para la consolidación de su fisonomía actual: en 1966 se creó lo que hoy se conoce como Parque Metropolitano de Santiago (www.parquemet.cl), dependiente del Ministerio de Vivienda y Urbanismo.

Se habilitaron zonas de picnic; se hizo la plaza de juegos infantiles Gabriela Mistral –diseñada por Federico Assler–; comenzó la construcción del teleférico; crearon el Jardín Japonés en el sector de Pedro de Valdivia Norte; en 1972 se abrió la primera enoteca nacional; luego nació el jardín Mapulemu, en los ochenta, –que exhibe flora nativa como mañíos, peumos, palma chilena, araucarias, boldos, quillayes.

Allí mismo, dos piscinas refrescan a miles de personas en la temporada de verano. La Tupahue, inaugurada en 1966, tiene la firma del arquitecto Carlos Martner. Se levantó sobre una vieja cantera y cuenta con un mural dibujado con las piedras del lugar. Diseñado por el mexicano Juan O'Gorman y ejecutado por la artista chilena María Martner, muestra a Caupolicán y Cuauhtémoc, en un encuentro que simboliza la amistad entre ambos pueblos. Diez años más tarde se construyó la piscina Antilén, encargada al mismo Carlos Martner, y que puede albergar a 1.500 bañistas simultáneos.

Todos estos hitos, puntos imperdibles de este cerro que lleva sólo cien años de historia conocida, parecen perderse en un lugar que resulta inabordable en un solo día. La Virgen, única e imponente, resalta con su figura blanca, como un faro que se ilumina de noche y que acompaña en silencio las vidas santiaguinas.

Arquitectura En el Valle de Leyda

http://masdecoracion.latercera.com/
23 enero de 2010





Contemporánea e inspirada en las antiguas casas de campo, el arquitecto Cristóbal Valenzuela Haeussler levantó en el fundo Las Palmas una construcción totalmente dedicada al descanso y el bienestar.

por: CAROLINA CRISTI FOTOS C. MELUZ GENTILEZA LAND ARQUITECTOS

Con una privilegiada vista al valle de Leyda y a un extenso jardín de dos hectáreas, este fundo patronal fue concebido como un verdadero refugio alejado de toda civilización. A pesar de haber sido restaurada, con el tiempo la casona colonial original quedó pequeña, por esto de sus dueños surgió la idea de desarrollar un lugar adicional de encuentro para la familia y amigos, destinado al relajo y a la convivencia.

El arquitecto Cristóbal Valenzuela Haussler fue el encargado de proyectar esta segunda construcción, que básicamente consistió en “levantar un espacio protegido del exterior, pero a la vez completamente integrado a éste, e incluso rescatar ciertas vistas que no eran aprovechadas por la antigua casa patronal. Los propietarios querían obtener un volumen que entregara la sensación de estar afuera y adentro al mismo tiempo”, cuenta el profesional.

La misión de Valenzuela entonces se enfocó en resolver un lugar de relajo y tiempo libre, pero de características diametralmente opuestas a la casona principal. A pedido de los dueños de casa, esta ampliación debía ser de líneas depuradas.

Detrás de la casona patronal, en la zona más alta del terreno, se emplazó la nueva forma –pura y contemporánea– pero con una evocación a la arquitectura tradicional del campo chileno, dado también por una envolvente hecha de palillaje de ulmo, similar a las que se usan en las ramadas, como para tomar el mismo concepto de las casas patronales para la distribución de los espacios, una galería como eje de circulación.

http://www.archdaily.com/2300/las-palmas-de-leyda-spa-cristobal-valenzuela
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Restaurando el espíritu

Reportajes
http://masdecoracion.latercera.com/2010/01/30/01/contenido/10_628_9.html

Este proyecto habla de la rehabilitación integral de un paisaje cultural tan nuestro como lo es el Templo la Maternidad de María, ubicado en la cumbre del cerro San Cristóbal, en el Santuario de la Inmaculada Concepción. Esfuerzo que habla de tiempos mejores.
por: Soledad García-Huidobro / Fotos: A. González y J. Palma



Solemnidad sobrecogedora. Como sonido de fondo un bisturí que se afana milimétricamente sobre un muro. Así trabaja un equipo de profesionales que ya está dando los toques finales a un arduo encargo: devolver el alma al Templo la Maternidad de María. Entre los participantes de este interesante propósito hay restauradoras, historiadoras, estetas, ingenieros, constructores, voluntarios, estudiantes, empresas y generosos donantes que han trabajado para rescatar nuestra memoria. Es que como sostiene Cecilia Beas, coordinadora general del proyecto de restauración, “el rescate del templo, que se inició el 2006 como una iniciativa del Santuario de la Inmaculada Concepción, y donde el padre Rodrigo Tupper ha sido el motor desde el comienzo, fue un trabajo de gran exigencia y de mucha calidad humana, lo que es fundamental en restauraciones de esta envergadura”. A lo que el padre Tupper agrega que “esta iniciativa partió como una preparación de los cien años de la llegada de la Virgen al cerro, en 1908. Bajo este concepto se hicieron varios proyectos de los espacios del santuario, entre los que estaba la recuperación del templo, una construcción de los años 30, muy hermosa arquitectónicamente y con unos frescos muy valiosos que estaban en un grave estado de deterioro”.

Sin tiempo que perder, el primer paso fue la autentificación de las obras –atribuidas por años a Pedro Subercaseaux–. Estas pasaron por exhaustivos análisis de pigmentos, cortes estratigráficos y entrevistas, para llegar a la conclusión de que su autoría correspondía a Peter Horn, reconociendo de paso su técnica. “Él también fue un pintor de murales, ya que por lo general Horn es reconocido por sus obras escultóricas. Entonces este hallazgo significa un aporte a la historia patrimonial y del arte en nuestro país antes no estudiada”, asegura Cecilia.

El siguiente paso fue la ejecución técnica, donde María Eugenia Van der Maele ha sido la restauradora in situ de basta experiencia, “ya que las pinturas habían sido repintadas y la meta de rescatar el original no era fácil”, aclara Cecilia, aunque la restauración no solamente contempló la obra de Horn, sino que también se tuvo que estabilizar la estructura del inmueble, su techumbre, impermeabilizar muros, revisar los sistemas eléctricos, realizar planos arquitectónicos y recuperar fachada, entre otras cosas. “Esto significó que el proyecto se insertara bajo un criterio de sustentabilidad de la intervención, provocando múltiples estudios, registros fotográficos y análisis preliminares antes y durante la intervención. Así también hemos incluido a la comunidad, los católicos y turistas que van a la cumbre, mostrando cada domingo los avances de la obra, lo que implica difundir el cariño por lo que nos es propio”, dice Cecilia, a la que antes de partir había que preguntarle: ¿Qué es lo que se espera una vez que esté terminado todo y cuál es la mayor satisfacción de este proyecto?

“La respuesta académica es estabilizar el monumento y recuperar la obra de Horn en su máximo valor; sin embargo, uno espera haber aportado una manera de hacer las cosas, una manera de trabajar que nos une bajo una identidad común y nos mejora la calidad de vida. El trabajo bien hecho nos hace sentirnos mejor con nosotros mismos, con nuestra ciudad y con los que nos rodean. Es una perspectiva no solamente académica y fría de la restauración, es más bien una visión más humanista, en donde la restauración colabora para que el hombre viva mejor, y especialmente en este caso, el templo es nuestro país, por lo que nos alegra contribuir con ese fin”, concluye Cecilia.

“Los murales han sido recuperados pero respetando su antigüedad, con sus colores, relieves y las expresiones de los rostros. Hay que apreciar la obra de Horn manteniendo el paso del tiempo y de la historia. Es una experiencia única que te hace valorar la importancia de restaurar profesionalmente nuestro patrimonio”, señala Cecilia Beas.

http://www.santuariocerrosancristobal.cl/index.html



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