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sábado, 21 de abril de 2012

Palacio Subercaseaux de Valparaíso se entregará en concesión por 35 años

www.rmol.com
sábado 21 de abril de 2012

Emblemático edificio destruido en el 2007 por explosión:


A la licitación podrán postular proyectos relacionados con las áreas turística, hotelera, gastronómica o educacional que reactiven el sector del barrio puerto.   

El palacio, construido en 1895, sólo se conserva en pie gracias a las estructuras metálicas que apuntalan los muros perimetrales desde el interior. El edificio fue calificado con valor histórico-artístico seis años antes de la explosión en la calle Serrano.
Foto:TOMÁS FERNÁNDEZ

HERNÁN CISTERNAS ARELLANO  
El Palacio Subercaseaux, uno de los edificios más emblemáticos y rentables de la primera calle que tuvo el plan de la ciudad de Valparaíso -actual Serrano, ex La Planchada-, convertido en ruinas desde hace cinco años como consecuencia de la explosión que hizo desaparecer un sector de ese barrio patrimonial, será entregado en concesión durante 35 años a quien proponga el mejor proyecto de diseño, construcción, explotación y conservación del siniestrado inmueble.

La Municipalidad de Valparaíso llamó a licitación pública para otorgar dicha concesión, que se asignará a la persona natural o jurídica que genere la propuesta más adecuada para la recuperación y puesta en valor del edificio delimitado por las calles Serrano y Cochrane y los pasajes Almirante Goñi y Almirante Pérez, cuyo terreno de 1.184 metros cuadrados cobijó una construcción de 4.420 metros cuadrados.

De acuerdo a las bases publicadas la semana pasada en Mercado Público, el edificio que se construya a partir de la fachada histórica deberá responder a uno de cuatro rubros ya definidos: área turística, hotelera, gastronómica o educacional.

Durante los 35 años de explotación del edificio, el concesionario tendrá que pagar una participación anual al municipio, porcentaje que se incluirá en la oferta que presenten los interesados y que será un factor que se considerará al momento de resolver la licitación.

Tras la explosión que destruyó cuatro edificios de la histórica calle Serrano -la primera en tener pavimento y alumbrado público a gas, el mismo combustible que 150 años más tarde provocó la tragedia del 3 de febrero de 2007-, el Palacio Subercaseaux fue objeto de numerosos estudios y proyectos que ahora podrán concretarse.

Una oficina de arquitectos propuso una inversión de dos millones de dólares para habilitar en el lugar un patio de comidas, tiendas comerciales y un teatro-cine, respetando la fachada original.
Estudiantes de Arquitectura de la Universidad Federico Santa María, que participaron en el taller "Reconstrucción de la zona cero", postularon intervenir y reciclar el inmueble con varias iniciativas.

Un proyecto privilegió el uso institucional del lugar, fomentando la actividad cultural, artística y educativa; otros, un centro de investigación de ciudades-puertos, un hotel, un centro de eventos y locales comerciales. Una arquitecta de Santiago aprobó su proyecto de título transformando las ruinas del edificio Subercaseaux en un centro comunitario.

Las propuestas que postulen a la concesión se recibirán hasta el 4 de junio. Los interesados en la licitación cumplieron el jueves con un requisito obligatorio para no ser eliminados del proceso: visitar el terreno.

Del palacio construido en 1895 -algunos estudios indican que fue edificado entre 1881 y 1888- sólo se conservan en pie los muros perimetrales, apuntalados con estructuras metálicas desde su interior para mantener su estabilidad. Seis años antes de la explosión, en el 2001, fue calificado como valor histórico-artístico.

Se destacó entonces su estilo historicista, con énfasis en lo neoclásico, el tratamiento de la fachada con columnas y arcos, y la jerarquización de sus ingresos. A la vez, se valoró en la ocasión su gran presencia urbana y su representatividad histórica, arquitectónica y urbanística.

 Respeto por la historia y el patrimonio La arquitecta Paulina Kaplán, coordinadora de la Oficina de Gestión Patrimonial de la Municipalidad de Valparaíso, señaló que los proyectos que postulen a la concesión deberán respetar la fachada histórica del edificio y rescatar los pasajes laterales, que por décadas han estado abandonados. "Deben responder a lo que significa ser un sitio que tiene reconocimiento de patrimonio de la humanidad por parte de la Unesco, con capacidad para frenar su deterioro y sacar adelante un edificio histórico", expresó.

Quien se adjudique la concesión para el diseño, construcción y explotación del Palacio Subercaseaux tendrá que someter su proyecto a las aprobaciones del Consejo de Monumentos Nacionales, dado que el inmueble se emplaza en la denominada Zona Típica de Valparaíso. Dicho trámite será fundamental para obtener los permisos de edificación por parte de la Dirección de Obras Municipales.

Para la ejecución del diseño, el concesionario tendrá un plazo máximo de 12 meses, mientras que para la realización de las obras, el período será de 24 meses, lo cual significa que el proyecto debería quedar concluido dentro de tres años.

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jueves, 22 de diciembre de 2011

Biblioteca Severín muestra su nuevo rostro

www.emol.com
jueves 22 de diciembre de 2011

Monumento Nacional Histórico de Valparaíso resultó dañado por el terremoto del 27-F:


Biblioteca Severín muestra su nuevo rostro. Luego de 22 meses sin atender público, tras resultar seriamente dañado en el terremoto del 27-F, este Monumento Nacional Histórico de Valparaíso fue restaurado gracias a una millonaria inversión que lo dotó de una atractiva iluminación exterior y nuevos salones.

Biblioteca Severín se reinaugura con renovada fachada y nuevos salones

Restauración incluyó una sala patrimonial destinada a investigar la documentación histórica de Valparaíso.

HERNÁN CISTERNAS
Luego de 22 meses sin atender público, la Biblioteca Severín -la más antigua del país- se reinaugura esta tarde en Valparaíso tras haber sido restaurada de los estragos que le provocó el terremoto del 27 de febrero del año pasado, con una inversión de $ 218 millones.

La directora nacional de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam), Magdalena Krebs, señaló ayer que el proyecto de restauración no se limitó a reparar los daños del terremoto, sino a entregar a la ciudad una mejor versión del edificio que, aparte de ser Monumento Nacional, es un símbolo de Valparaíso y custodio de la colección patrimonial y documental de la ciudad Patrimonio de la Humanidad.



En el tercer piso se creó y habilitó el Salón del Patrimonio, donde los estudiosos e investigadores podrán consultar y analizar los documentos que cuentan parte importante de la historia del puerto.

En un espacio similar, pero en el segundo piso, se adecuó el Salón Santiago Severín, que será la nueva sala de circulación y que albergará colecciones generales y literatura.

La Biblioteca Severín, que corresponde a la tipología "edificio-isla" por ocupar la totalidad de la atípica manzana (73 m de largo y 7 m de ancho), presenta sus cuatro fachadas pintadas de blanco -como era originalmente- e iluminadas en todos sus niveles, lo que constituye un atractivo en la Plaza Victoria.

Considerada la primera biblioteca pública de Chile, fue fundada en 1873 por el Presidente Federico Errázuriz y el ministro de Instrucción Pública, Abdón Cifuentes. Su actual edificio se construyó entre 1912 y 1919.


126 mil
libros y 260 mil ejemplares de diarios y revistas constituyen sus volúmenes.

$93 millones
de la restauración fueron aportados por el Consejo de la Cultura, y $125 millones por la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos.

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jueves, 15 de diciembre de 2011

Libro rescata los 100 tesoros ocultos de la Región de Valparaíso

LA TERCERA EDICION IMPRESA |
jueves 15 de diciembre de 2011

Es una iniciativa de la PDI regional con historiadores e investigadores locales



por María Elizabeth Pérez
Desde un roble de 500 años en la cuesta La Dormida (Ruta G-10), uno de los más septentrionales y antiguos de su especie, hasta petroglifos con figuras humanas, astros y animales en Achupallas (Putaendo) y Alicahue, donde se conserva también un trazado del Camino del Inca, forman parte del libro Tesoros Ocultos de la Región de Valparaíso, impulsado por la PDI y un equipo de investigadores porteños.

El texto, de 200 páginas, será distribuido en bibliotecas de la región. Reúne 100 lugares y objetos de distintas comunas. Este miércoles fue presentado, en presencia del intendente Raúl Celis, en el centro cultural Ex Cárcel de Valparaíso.

El jefe PDI de la V Región, prefecto Gilberto Loch, impulsor de la idea, dijo que "las comunas del Gran Valparaíso albergan, muchas veces en silencio, por desconocimiento u omisión, los vestigios de un pasado glorioso", y permite "conservar los bienes culturales para evitar su daño, destrucción o subutilización". La edición es la segunda en su tipo de la PDI, tras un registro regional de monumentos públicos.

Los tesoros se dividen en ocho tipos: subterráneos, con bodegas, criptas y el túnel de 140 metros de 1913 del ascensor Polanco, en Valparaíso; naturales, con cuevas, bosques milenarios como Las Petras, en Quintero, y formaciones rocosas como El Salto del Soldado, camino Los Andes-Mendoza, donde un soldado patriota habría eludido de un salto a realistas; arquitectónicos, con almacenes, palacios y casas; artísticos, con esculturas como La Defensa, de Auguste Rodin, la única del país visible frente al Palacio Carrasco de Viña, y pinturas como los Murales de Monvoisin, en el Fundo Los Molles de Quilpué.

También los tesoros históricos, donde destaca el lugar de la muerte de Diego Portales en cerro Barón o Quebrada de la Cabritería, en cerro Placeres, y el escondite clandestino de Neruda en calle Cervantes del cerro Lecheros; los urbanos muestran restaurantes, librerías y calles como Comercio, de Putaendo, con coloridas casas de adobe de los siglos XVIII Y XIX; los religiosos, como la Iglesia Anglicana, y arqueológicos, donde destacan Las Piedras del Indio, en Las Ventanas, de seis mil años de antigüedad.

"Es una joya de libro", afirmó el historiador Archibaldo Peralta, parte del equipo. Un año y medio, junto a Carlos Lastarria y el equipo especial de la PDI, recorrieron la región. "La idea es rescatar lugares por donde el chileno pasa todos los días, pero ignora o no sabe lo que está viendo", sostuvo.

El equipo dio forma, además, a la Corporación de Estudios Históricos Forenses, que preside Gilberto Loch y que pretende replicar los registros en todo el país.

Doce Apóstoles


La bóveda sepulcral de la iglesia Doce Apóstoles de Valparaíso tiene 90 nichos, hallados en 1996 bajo el templo, a raíz de unas filtraciones de agua. La cripta es de 1874 y guarda restos de hombres y mujeres identificados. Otro tesoro son los cauces subterráneos, una centenaria red del siglo XIX, con 29 estructuras de ladrillo de 50 km, para llevar el agua natural de las quebradas al mar. Sobrevive la de Av. Argentina, bajo calles y veredas, y una de un km y medio en El Almendral.

Escalera del Diablo


En el pueblo de Hierro Viejo, pasado el túnel La Grupa, 10 kilómetros antes de llegar a Petorca, la escalera asoma con sus peldaños al revés, como dice la leyenda, para facilitar la huida del diablo de los sacerdotes. La formación rocosa se ve desde 900 metros y tiene vista panorámica a la Cordillera de los Andes. Además, destaca La Poza del Coipo, en Olmué, al interior del Parque La Campana, y parte de una serie de pozones naturales de este trazado.

Palacio Veneciano


El edificio Guillermo Rivera está situado en los números 529 y 543 de la calle Serrano, en Valparaíso, y fue residencia de este ex senador. Sus vidrios biselados llevan el monograma del senador y la escalera principal es de ónix amarillo verdoso, que le da un sello particular y elegancia. Otro tesoro es la casa de Pedro Aguirre Cerda, monumento nacional del poblado de Pocuro, en Calle Larga, donde el impulsor del lema "Gobernar es educar" vivió su infancia.

Monumento a Montt


En la Plaza de Armas de Petorca, desde 1909, se alza el monumento al ex Presidente Manuel Montt, nacido en dicha comuna. Hecho en bronce y con detalles en mármol, se ubica sobre un pedestal donde asoma una réplica del ferrocarril Valparaíso-Santiago, iniciativa del mandatario. Además, destaca en el libro la escultura Cristo Sumergido, hundida a 12 metros de profundidad en la Roca Prat, frente a Quintero, hoy lugar de resguardo para cofres con cenizas de personas.

Fuerte Talcahuano


En Playa Ancha, frente a la Subida Lepoldo Carvallo, esta estructura, de 14 metros sobre el nivel del mar, data de 1866 y estuvo operativa hasta 1898. Su misión era proteger el Fuerte Rancagua, a 570 metros, de posibles bombardeos y desembarcos en Las Torpederas. Se conserva un cañón y parte del túnel que lo unía a la Escuela Naval. Otro tesoro es el Reloj de la Esmeralda, extraído en 1883 desde los restos de la Esmerada. Está en el Museo Marítimo.

Piedra del Indio


Esta formación se caracteriza por sus tacitas, típicas de algunas culturas indígenas. Se ubica al interior del rancho Eugenia, en Las Ventanas, Puchuncaví. La formación rocosa tiene 21 horadaciones, que datan de hace 6.000 años, según pericias químicas. Eran usadas en rituales. Entre varias teorías, una dice que representan la matriz o útero femenino, como generador de vida, donde se reunía agua de lluvia o sangre de sacrificios animales.

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lunes, 28 de noviembre de 2011

Piñera firma la compra de 10 ascensores patrimoniales por $2 mil 400 millones

www.emol.com
lunes 28 de noviembre de 2011

Este miércoles, el Presidente Sebastián Piñera visitará Valparaíso. Allí el Mandatario firmará la adquisición de diez ascensores patrimoniales por un monto total de $2 mil 400 millones.

La compra se realizará a los privados que hoy son dueños de los elevadores y que en su mayoría están agrupados en la Compañía Nacional de Ascensores.

El tema no es nuevo para el gobernante. Esto, porque hace poco más de un año, en 2010, manifestó públicamente que los ascensores porteños "no van a morir, van a seguir funcionando y prestando no sólo transporte, sino que algo mucho más importante: alma, identidad y corazón a la ciudad de Valparaíso".



El Presidente realizó esta declaración justo cuando varias ONG porteñas y agrupaciones ciudadanas se manifestaron en contra del fin del funcionamiento de los ascensores.

De esta forma, en una actividad que se espera se realice en el museo Lord Cochrane de Valparaíso, el Jefe de Estado va a anunciar que de los 2 elevadores que hoy funcionan -el Artillería y Concepción- se pasará a operar 4 en 2012; e iniciar un plan de recuperación a largo plazo, pues cada ascensor tiene un costo de US$ 2 millones.

Uno de los temas a resolver es quién va a administrar el medio de transporte que presta servicio a los porteños para subir a los cerros donde están sus casas. Esto aunque, de manera formal, el gobierno regional de Valparaíso será su dueño.

El intendente de Valparaíso, Raúl Celis consideró esta iniciativa como un "primer paso, porque hay que recuperarlos (los ascensores) pero lejos es la señal más potente de rescate patrimonial de la única ciudad patrimonial que tenemos en Chile".

La autoridad agregó que luego del anuncio del Mandatario se formalizará el traspaso de los ascensores al fisco para dar inicio a su operación, la que calificó como un "viejo anhelo de los porteños".
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El Mercurio | actualizado el 30/11/2011
EMOL-MUNDO GRÁFICO

Operación para salvar ascensores de Valparaíso

ASCENSORES VALPARAÍSO

Este mes se concretará la compra por parte del Estado de diez funiculares, que tras ser restaurados se licitarían a privados. La inversión inicial es de $2.400 millones. Imagen: Artillería. El ascensor inaugurado en 1893 aún está funcionando y la armada ha manifestado su interés en administrarlo.
Fotos: Tomás Fernández -

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miércoles, 16 de noviembre de 2011

Valparaíso inicia carrera para convertirse en centro de investigación científica internacional

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miércoles 16 de noviembre de 2011

Universidad local comenzó a recibir $12 mil millones para impulsar la neurociencia:

Proyecto liderado por el premio Nacional Ramón Latorre busca, además, contribuir a la recuperación urbana del puerto.





MAURICIO SILVA
Destellos luminosos marcan el inicio de la carrera de Valparaíso para convertirse en un centro científico internacional.

No son fuegos de artificio, y la secuencia centelleante se despliega en la pantalla del computador personal del premio Nacional de Ciencias Ramón Latorre.

Esas luces que se encienden y se apagan y luego fulguran son impulsos nerviosos en acción. Viajan a través de las redes de neuronas de una larva de mosca, expandiéndose por su diminuto cuerpo. Activan sus músculos y el díptero se retuerce.

El experimento que muestra Latorre fue hecho en el laboratorio de John Ewer, científico del Centro Interdisciplinario de Neurociencia de la Universidad de Valparaíso (CINV), que busca entender el sistema nervioso usando la Drosophila (mosca de la fruta) como modelo biológico.

Este y otros experimentos que dan la oportunidad de ver en vivo el impulso nervioso se podrán realizar con equipos y tecnología de punta gracias a los fondos de la Iniciativa Milenio, que empezaron a llegar al CINV, del cual Latorre es el director.

El centro existe desde el 2000, pero sólo hace un mes comenzó a recibir las primeras partidas de los $12 mil millones que en una década debe entregarle el Ministerio de Economía para el desarrollo de investigaciones en neurociencia a cargo de 150 científicos.

Se comprarán equipos de electrofisiología y fluorescencia, únicos en Latinoamérica. Por ejemplo, permitirán observar detalladamente las células de la Drosophila , cuyos genes fueron manipulados para que sus neuronas, al excitarse y aumentar su concentración de calcio, activen un compuesto que brilla, develando el impulso nervioso.

Hace 40 años, Latorre fue uno de los primeros descubridores de los canales iónicos, el puente más fino por el cual se propaga el impulso nervioso.

Remodelación

El proyecto también contribuirá a revertir el deterioro que sufre el histórico barrio puerto, porque el CINV se trasladará desde el barrio universitario, donde está desperdigado, al edificio Severín, en el casco del Patrimonio de la Humanidad.

En 2004, un incendio consumió el edificio Severín, y en la actualidad sólo sobrevive su fachada. En el siglo XVIII, en ese lugar estuvo el convento de Santo Domingo. En el XIX, el Congreso Constituyente, que dio origen a la Carta Fundamental de 1828, y en 1872 allí funcionó el Batallón Cívico.

Antes del siniestro, el edificio era ocupado por la Segunda Comisaría de Carabineros.

Como el segundo Instituto Milenio que se constituye en regiones, el Centro Interdisciplinario de Neurociencia de Valparaíso busca replicar el impacto urbano de su antecesor: el Centro de Estudios Científicos de Valdivia (CESC). El CESC, del cual Latorre formó parte, recicló el viejo Hotel Schuster de 1912. El impacto urbano fue tal, que revitalizó todo un sector del borde del río Calle-Calle.

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EDIFICIO SEVERIN

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sábado, 12 de noviembre de 2011

Son parte de la memoria histórica y testigos del desarrollo urbano de Valparaíso.

sábado 12 de noviembre de 2011

Tras años de deterioro, diez de estas emblemáticas obras patrimoniales serán reparadas y, a mediano y largo plazo, volverán a integrarse al recorrido obligado del puerto.


El ascensor Artillería, en el cerro del mismo nombre, fue construido en 1892. Tiene una de las cabinas más grandes con capacidad para catorce pasajeros.

Texto, Emilia de la Fuente Fotografías, José Luis Rissetti

Son en realidad funiculares, y para quien visita Valparaíso subirse a uno es parte de una experiencia que transporta al pasado y evoca el desafío que enfrentaron sus habitantes al poblar los empinados cerros. No por nada el escritor y Premio Nacional de Literatura Benjamín Subercaseaux, decía en 1941: "Quien no ha viajado por esos ascensores no conoce sino una mínima parte de la vida multiforme de Valparaíso".

Se construyeron entre fines del siglo XIX y principios del XX, y nacieron como una solución innovadora que unificaba el llamado "plan" -o parte baja- con los cerros. El primero fue el ascensor Concepción que une la calle Prat con el Paseo Gervasoni, en la cumbre. Cuentan que para su inauguración, en diciembre de 1883, más de mil ochocientos usuarios curiosos se atrevieron a probar este transporte que en pocos minutos recorría setenta metros en una pendiente de cuarenta y cuatro grados.

Se calcula que Valparaíso contó con más de treinta funiculares activos en la ciudad. En las últimas décadas más de la mitad cerró y otros fueron abandonados en virtud de la poca rentabilidad y los altos costos de mantención.



Para recuperar el Van Buren se rearmará la galería superior que el terremoto de 2010 destruyó.

Actualmente existen dieciséis y todos han sido declarados Monumento Histórico: cinco están en manos de la Municipalidad de Valparaíso, uno es propiedad del Estado y los diez restantes pertenecen a asociaciones privadas. Estos últimos, Florida, Mariposa, Monjas, Santo Domingo, Cordillera, Larraín, Espíritu Santo, Villaseca, Artillería y Concepción (los dos últimos en funcionamiento), serán comprados por el gobierno regional en el transcurso de noviembre, y el próximo año al menos dos de ellos podrán volver a operar.

Hace unas semanas el Intendente de Valparaíso, Raúl Celis, dio la buena noticia, y especificó que se hará con una inversión de $2.400 millones; el primer paso para un proyecto de grandes proporciones.









A modo de ensayo, el Ministerio de Obras Públicas comenzará a recuperar el pequeño funicular ubicado en el Hospital Carlos Van Buren, que sirve de transporte diario a unos ochocientos funcionarios. Para el Seremi de Obras Públicas, Pedro Sariego, este trabajo servirá para ajustar las normas de reparación de todo el conjunto de ascensores cuando la compra se haga efectiva.




Las etapas siguientes aún están en pañales. Un estudio preliminar dictará cuáles pueden volver a funcional normalmente, pero se buscará la manera de que todos salgan del abandono.

La recuperación de los sistemas de ingeniería será un punto clave, ya que se trata de máquinas que están descontinuadas hace ochenta años, y no existen muchos antecedentes en relación a las tecnologías de la época. A través de un diagnóstico que defina el estado de los ascensores, se decidirá cuáles serán reparados con todo su sistema original, y a cuáles se les aplicará tecnología actual, manteniendo su estética patrimonial e intentando conservar su potente identidad visual.

Texto, Emilia de la Fuente Fotografías, José Luis Rissetti.

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miércoles, 2 de noviembre de 2011

Ascensor Barón de Valparaíso reabrirá sus puertas en enero de 2012

http://www.latercera.com/
02/11/2011 - 17:04

Además se anunció la creación de un museo para conocer su historia.

por José Luis Pérez -


El alcalde de Valparaíso, Jorge Castro anunció la reapertura del ascensor Barón para enero de 2012. La autoridad porteña hizo estas declaraciones debido a numerosas denuncias respecto del abandono que estaría sufriendo dicho ascensor luego que sus piezas fueran trasladadas hasta el parque quintil, de propiedad municipal, en donde durante meses permanecen las antiguas piezas a pleno sol y sin protección contra la lluvía.

“No se trata de abandono, sino que se retiraron las piezas antiguas para reemplazarlas por otras nuevas que van a ser instaladas en el sector en donde se emplaza el ascensor”, indicó el alcalde.

Su remodelación total será de 1.000 millones de pesos, debido a que si bien el proyecto comenzó con un costo de 600 millones, el terremoto del 2010, dañó considerablemente los pilares y asentamientos del ascensor, por lo que su remodelación necesitó de un costo extra de 320 millones de pesos. En esta etapa se contempla la reingeniería eléctrica y motriz, obras que están siendo realizadas por la empresa Asmar.

Jorge Castro, además, anunció la creación de un museo en las dependencias del ascensor Barón para que las personas puedan conocer su historia.

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miércoles, 12 de octubre de 2011

El ascensor Barón recupera la seguridad que tenía de fábrica

www.emol.com
miércoles 12 de octubre de 2011

En talleres de ASMAR le reincorporan centenarias tecnologías:



Ls ingenieros restauraron los sistemas de frenos originales y su capacidad antivuelco con que fue diseñado. El funicular volverá a funcionar en mayo del próximo año.

MAURICIO SILVA


ABANDONO Así lucía el ascensor Barón antes de ser desmontado de sus rieles. El funicular dejó de funcionar por razones de seguridad.


Hasta antisísmico será el remozado ascensor del cerro Barón (inaugurado en 1906) cuando vuelva a operar en mayo. En el taller de los Astilleros y Maestranzas de la Armada (ASMAR) en Valparaíso, las máquinas de su sala de control, sus bastidores y sus rieles están siendo dotados de todos los mecanismos de seguridad que requiere ante emergencias, como el corte del cable que sostiene los carros.

No sólo se trata de que los ingenieros de ASMAR le estén incorporando las medidas de seguridad que exige la legislación del siglo XXI. El grueso de las obras corresponde simplemente en volver a poner en funciones todos los sistemas operativos originales y que a lo largo del siglo XX fueron cayendo en desuso por falta de piezas.

"Tendremos un ascensor diseñado hace cien años completamente recuperado, con un respaldo de ingeniería moderna para enfrentar cualquier contingencia", dice el ingeniero naval de ASMAR Luis Zúñiga.

La tarea cobra relevancia luego que la embajada de Alemania (curiosamente el país de origen de los sistema de poleas, engranajes y cremalleras del Barón) llamara la atención sobre las condiciones de seguridad de estos tradicionales medios de transporte de Valparaíso.

La página web de la repartición diplomática aconseja a los turistas germanos abstenerse de usarlos, considerando que el diagnóstico sobre el estado mecánico de los ascensores hecho por la U. Federico Santa María, en 2009 concluyó que los funiculares no daban garantías de seguridad para usuarios.

ASMAR debió recurrir a "ingeniería inversa" para recuperar la funcionalidad de todos los sistemas del ascensor Barón, es decir, concluir la funcionalidad de sus piezas, comprenderla como parte de un sistema y respaldarla con cálculos. Así, recuperó tres de sus cuatro sistemas de frenos. Cuando dejó de funcionar en 2007, el Barón operaba sólo con el freno manual de su sala de operaciones. ASMAR recuperó además el freno eléctrico, que actúa sobre el sistema de poleas, y otro que se activa ante un brusco aumento de velocidad, y actúa sobre las ruedas de los carros. Además, restauró un sistema que mantiene a los carros estables en caso de temblor.

En tanto, el seremi de Obras Públicas, Pedro Sariego, afirma que los trabajos ya iniciados en los ascensores municipales serán referencia para los 10 privados que el Gobierno comprará y luego licitará su refacción.

$700 millones es la suma invertida hasta el momento en la recuperación del ascensor Barón.

2007 año en que dejó de funcionar del ascensor Barón. Su capacidad era de 20 personas.

Municipio dice que todos los que están en funciones son seguros
De los 10 ascensores privados sólo están en funciones el Concepción o Turri y el Artillería. De los cinco municipales, sólo operan el Polanco, el Reina Victoria y El Peral. Según el director de Bienes Municipales, Pedro Pablo Chadwick, todos brindan seguridad a los pasajeros.

"El estudio de la U. Santa María se refería sólo a los ascensores privados. Desde entonces los que estaban en peores condiciones han salido de circulación. Los que operan cuentan con informes técnicos de respaldo", dijo. Eso sí, la mayor inversión en recuperación mecánica la concentra el Barón, con un monto que llega a los $700 millones.

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Con tecnologías centenarias rescatan ascensores de Valparaíso

A turistas alemanes les piden evitarlos. Municipio dice que son seguros.

Con seguridad a prueba de sismos, tal como debutó en 1909, quedará el ascensor Barón cuando vuelva al cerro homónimo en mayo próximo. Con el trabajo de Asmar, y luego de tres años paralizado, este funicular será el "modelo" para rescatar con tecnologías centenarias un sistema de transporte único que mira al mar.

De un total de 15 ascensores, hoy sólo operan 3 de los 5 municipales y 2 de los 10 privados. A turistas alemanes que visitan Valparaíso les recomiendan evitar el "riesgo" de subirse a ellos, pero la municipalidad afirma que son seguros.

RECONSTRUCCIÓN DE PIEZAS NUEVAS C 7
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miércoles, 13 de julio de 2011

Intervienen Paseo Yugoslavo para prolongar bajo tierra Palacio Baburizza

Fecha: 13 de julio de 2011

Tradicional mirador del Cerro Alegre, en Valparaíso:




Trabajos de restauración del Museo de Bellas Artes se complementan con obras subterráneas que tendrán una vista privilegiada a la bahía.

HERNÁN CISTERNAS
Uno de los atractivos turísticos más importantes de Valparaíso, el Paseo Yugoslavo, que el empresario salitrero Pascual Baburizza construyó en 1929 donde antes existió el denominado paseo Americano, ha desaparecido. Retroexcavadoras y camiones están profundizando hasta en 4 metros el espacio público, que tiene una vista privilegiada hacia el puerto y la bahía.

Pero la excavación que existe hoy a los pies del Palacio Baburizza, sede del Museo de Bellas Artes de Valparaíso -en proceso descala Apolo e restauración-, sólo es temporal. A fines de año debería estar avanzada la construcción de un auditorio, sala de exposiciones y restaurante subterráneos. Por su ubicación soterrada, dichos locales no afectarán en nada la fisonomía del entorno.



Excavación Maquinaria pesada despeja el paseo en el frontis del Baburizza.

Sus usuarios podrán observar una obra de arte o disfrutar una comida disponiendo del mejor ángulo panorámico para apreciar el puerto desde los cerros hasta el mar abierto.

Cuando esté terminada la losa que será el techo de la nueva edificación, comenzará a construirse un remozado Paseo Yugoslavo. La intervención del espacio público irá desde la escala El Peral (que nace en la plaza Justicia, frente a la Corte de Apelaciones) hasta la escala Apolo (que comunica con la calle Urriola, sobre la Bolsa de Comercio), incluyendo también la plaza Edwards Bello, en el Cerro Alegre.

El proyecto es financiado por el Programa de Recuperación y Desarrollo Urbano de Valparaíso (PRDUV), dependiente de la Subsecretaría de Desarrollo Regional.

Roberto Barría, director del PRDUV, indicó que el proyecto de superficie, que tiene un costo de $560 millones, complementa la restauración en marcha del Palacio Baburizza, el cual se encuentra cerrado desde hace 14 años. En éste y en la edificación subterránea se invertirán en total $1.453 millones.

La nueva construcción y la edificación histórica formarán así una sola unidad a través del zócalo de esta última.
14 años

cerrado cumple el museo del Palacio Baburizza. Su reapertura se proyecta para 2012.

$2.000

millones se invierten en la restauración del inmueble histórico y en la nueva construcción subterránea.

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domingo, 26 de junio de 2011

Patrimonio en movimiento

VD
sábado 25 de junio de 2011

Valparaíso es la única ciudad chilena donde aún hay los trolebuses. Además, estas máquinas son las más antiguas del mundo que se mantienen en circulación.





Texto, María Cecilia de Frutos D.
Fotografías, Viviana Morales R.




Valparaíso no sería el mismo sin su puerto, sin sus cerros y ascensores, pero tampoco sin los viejos trolebuses. Este transporte patrimonial e histórico circula por el plan de la ciudad desde 1953, cuando llegó para reemplazar a los clásicos tranvías. Al poco tiempo se convirtió en uno de los medios favoritos de sus habitantes, tanto así que ha logrado mantenerse vigente hasta hoy como parte importante de la identidad porteña.

Famosas por su andar silencioso y suave vaivén, estas máquinas que nacieron en Berlín en 1882, impulsadas por electricidad -corren guiadas por catenarias y un cable recogedor-, tampoco contaminan. Y pese a todas sus bondades, en este momento en Chile sólo se les puede ver en Valparaíso, única ciudad donde siguen en funcionamiento bajo la administración de una empresa privada. Ésta mantiene 23 modelos operativos, y de ellos, 16 son Monumento Histórico.

"El trolebús es al plan lo que el ascensor es a los cerros", explicaba la declaratoria de 2003 que convirtió a estos Pullman Standard -de origen estadounidense- en un patrimonio vivo, único en su clase, y que corresponde a los más antiguos que aún circulan en el mundo. Con 30 y 60 años, se conservan impecables como ejemplares dignos de admirar y testigos de una historia de altos y bajos.

A Santiago llegaron en 1947 pero salieron de las calles en 1978. En Mendoza, Rosario y Córdova; en Sao Paulo, Quito, Ciudad de México y Guadalajara, y en muchas capitales de Europa del Este, los troles o trolley aún circulan, eso sí, en esos lugares son estatales y la flota se ha renovado con modelos más modernos. En el caso de Valparaíso, tuvieron su apogeo entre 1950 y 1960, se privatizaron en 1982 para pasar a manos de la Empresa de Transportes Colectivos Eléctricos S.A. hasta que ésta quebró. En 2007 comenzaron a ser operados por Trolebuses de Chile S.A., firma que ganó la licitación para encargarse de todos los que transitan por la ciudad. "Para hacerlos funcionar y que existan como transporte patrimonial, tuvimos que aplicar tecnologías actuales y entender cómo debe operar un sistema urbano de este tipo. Ahora cuentan con GPS, radio intercomunicadora, además de un cuidado y mantención permanente. Así se ha logrado sacarlos adelante", explica Alexis Bustos, ingeniero en transporte de la Universidad Católica de Valparaíso, nacido y criado en Viña del Mar, y gerente general de Trolebuses de Chile (www.trolebusesdechile.cl).




"Agarramos un sistema que no tenía nada, no había oficina, no había despacho automatizado, no había programa de boletos, los conductores no tenían uniforme, no había control de frecuencia... Ahora está todo automatizado", dice Bustos, quien explica que además de las máquinas, son propietarios de los carros de arrastre, de la subestación eléctrica, de la aportación, de las catenarias, y de todo el sistema integral que también es patrimonio desde 2007. Recientemente cuentan también con una maestranza o terminal para guardarlos y hacerles los arreglos necesarios, lugar que se convirtió en toda una atracción para el último día del patrimonio.





Hace un par de años, crearon una nueva estación: tomaron un trole en desuso, lo arreglaron, pintaron y lo estructuraron internamente para crear un despacho automatizado, una tienda de souvenirs, y un cubículo para el descanso de los conductores. Desde ahí se despacha, se llega y se vuelve a salir. El recorrido se inicia cada tres minutos, desde la avenida Argentina con Eloy Alfaro; luego sigue por Colón, Edwards, Brasil, Blanco, hasta la Aduana, para devolverse por Bustamante, Serrano -vía exclusiva de trolebuses-, Esmeralda, Condell, Independencia, Buenos Aires, nuevamente Colón y al paradero de avenida Argentina. Son nueve kilómetros los que suma cada circuito, un viaje que diariamente eligen 13 mil pasajeros y que según dicen sus propios conductores, da especial trato a estudiantes y tercera edad.

Así, pasa el tiempo y los trolebuses siguen vivos y dando un servicio a los habitantes y turistas de Valparaíso. Funcionan de lunes a sábado porque el domingo no tienen suficiente público como para pagar los costos de su funcionamiento, que es tres veces mayor al de una micro. Tampoco les alcanza para renovar las máquinas, ya que las ganancias no dan para mucho más que pagar a los conductores y tener a los troles lo mejor conservados posible. "No existe voluntad ni apoyo real de parte de la autoridad para mantener el patrimonio, y si no existe en la ciudad que es Patrimonio de la Humanidad y que es patrimonio cultural de Chile, qué queda para el resto. Los trolebuses, si no hubiéramos hecho lo justo para optimizar la empresa, estarían muertos como los ascensores", afirma Bustos.
Texto, María Cecilia de Frutos D. Fotografías, Viviana Morales R..

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TRANVÍAS DE VALPARAÍSO

Tributo a este desaparecido y legendario medio de transporte porteño
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TRANVIAS DE VALPARAISO

Un corte que muestra un tranvia modelo Belga ya sin su segundo piso y totalmente remodelado. La decapitaciòn sucedió a eso de 1945 cuando el entonces alcalde de Viña del Mar protestó a la compañía propietaria por los destrozos que provocaban en el pavimento ya que estos vehículos pesaban cerca de las 40 toneladas. Ahora, los camiones que transitan por el plan de nuestras ciudades, superan ese peso y quien reclama?

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domingo, 19 de junio de 2011

Los últimos emporios del Puerto

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domingo 19 de junio de 2011



Son parte de la tradición italiana que se asentó en Valparaíso. Entrar a sus locales es un festival de especias, mientras romanas valorizan en gramos sus productos. Así son los almacenes de antaño.
por María Elizabeth Pérez



El olor a canela, a clavos de olor, a frutos secos y condimentos endulza el aire al primer respiro. La madera exhala sus casi cien años en los tres mesones, la vitrina y las tres estanterías que, como escaleras, suben al techo con los productos y se reparten, al alcance de la mano, las vasijas grandes y chicas con pimienta, comino, especias, chuño, harinas y productos a granel. El tiempo aquí parece detenido. Es plena avenida Pedro Montt, la principal arteria comercial de Valparaíso, y frente al Congreso Nacional, el último emporio típico del plan porteño se resiste a morir, tal como lo hizo hace unos años el Echaurren.

La Gran Bodega Pedro Montt Bacigalupo y Cía. es todo un deleite para los compradores de antaño. Con tres vitrinas exteriores a la antigua -que estoicas resisten el paso de cada marcha-, sus precios van en grande y a la vista. Charqui, frutos deshidratados -entre ellos, mangos, almendras y nueces-, anís en polvo, cremas chantilly, miel y latas de duraznos y jurel lucen a través del vidrio.

En el interior, la mirada se pierde en lo alto de sus paredes, donde un antiguo reloj marca la hora. Hay fotos familiares y una imagen de 1923 con los empleados y dueños en el frontis del negocio. Se ve de todo, menos máquinas de bebidas, helados o golosinas artificiales. En frente de uno de los mesones, una joven mastica. Atrás, ollas, sartenes, plásticos, cristales, loza, artículos de limpieza, aceites y mercaderías trepan los estantes, uno de esos dedicados a finos tés, aderezos y productos gourmet.

"De eso me encargo yo. Es lo que más me gusta, las cosas exquisitas", dice, riendo, Roselba Bacigalupo Lanata. Sentada en un escritorio, detrás de la caja, saca cuentas, revisa documentos y hace un cheque a su hermano, Ezio. Ambos, con un tercer socio, mantienen desde los 80 el emporio y su abastecimiento.

De 09.00 a 20.00, los hermanos y sus 20 empleados siguen a diario la tradición que su padre, Santiago Bacigalupo Garibotto, y su hermano, Bernardo, hicieron florecer recién llegados de Génova. Corría la primera década de 1900 y en Valparaíso, como muchos italianos, buscaban una oportunidad, tras huir de la crisis económica en su país.

"No recuerdo detalles. Los que sabían la historia se han ido muriendo", dice Roselba. Segundos después, agrega: " (...) pero de niña, ese olor, el aroma que dejan los aliños en la ropa, eso recuerdo. Del techo colgaban ollas grandes, sartenes. Se vendían cajitas de galletas y afuera había sacos con porotos, y todo se vendía a granel". Desde entonces también se vende congrio seco: "Se come hervido, con aceite de oliva y ajo", receta.

Hace 20 años que el emporio Bacigalupo suspendió los fiados. Sí reciben cheques en hasta tres meses plazo para empresas e instituciones. Hijos y nietos de otrora compradores son ahora clientes. La atención familiar y personalizada que procuran, tal como lo hizo su padre, ha sido clave.

"Señor, ¿lo atienden?", "Mi dama, ¿qué más necesita?", se oye entre sus vendedores, que en tres romanas pesan a granel la harina, el charqui y los condimentos. Dos rollos de pita cuelgan del techo. El papel craft y las cajas abundan para el empaquetado.

"Todo el condimento lo seguimos vendiendo a granel. Es mucho más barato que envasado", dice Roselba. Antes vendieron legumbres y aceite también. "Cuando llegaron los supermercados fuimos cambiando, pero la gente está volviendo, porque dicen que allá les sale más caro", cuenta.

Luis Vilches tiene 40 años detrás de estos mesones, donde llegó "para los mandados", dice. "Hay que atender con gracia, la gente vuelve. El trato y la atención así no existe en los supermercados modernos. No tienen tanta vida como aquí. Ahí las personas parecen un robot comprando. Aquí conversan, consultan", añade Manuel. Como para muchos, un emporio, dice, "es parte del patrimonio, y cuando van cerrando se pierde parte de la ciudad".

Un patrimonio familiar que Ezio y Roselba son los últimos en preservar. "Todos los hijos están en otras cosas. Este negocio es muy demandante, uno sabe a la hora que llega, pero no a la que sale. Seguiremos hasta que la salud permita", confiesa una de las dueñas. "Mi papá llegó con 20 años y estuvo a cargo hasta que falleció, en 1980. Hemos tratado de seguirlo. El era buen comerciante. Daba su palabra y la cumplía".

A comienzos de 1900, los emporios de tradición italiana se repartieron por el plan y también por los cerros porteños.



En la avenida Placeres, en el cerro de igual nombre, el Almacén Chile subsiste en silencio como el emporio más antiguo. "Una tradición al servicio de Los Placeres. Amplio surtido de provisiones a precios más convenientes que el plan", se lee en un cuadro que data de 1880, el año de su fundación por la familia Schiappacase.

Con su mobiliario original intacto, Morelia Vivanco lo atiende desde hace 40 años. Antes estuvo una familia italiana que lo tuvo en arriendo. "La familia Carana, cuando llegó Salvador Allende, se fue de vuelta a Italia, porque había arrancado ya del comunismo", dice Morelia. Entonces, junto a su marido y uno de sus cuatro hijos recién nacido, pagaron $ 50 mil por el arriendo.

Aunque siempre pensaron en comprarlo, la muerte de su marido impidió el sueño de reunir los $ 12 millones que costaba la propiedad. Hoy lo sigue arrendando.

"Así hemos sobrevivido a los supermercados, con todo el mobiliario y con los fiados, aunque menos que antes, con la venta de café por cucharadas, el octavo de mantequilla y el día entero para el negocio", cuenta Morelia. De 07.00 a 23.00, con dos horas de sagrado descanso, es la rutina semanal. "Gracias al negocio y a esta dedicación, tengo cuatro hijos profesionales, dos de ellos profesores universitarios", dice con orgullo.

Hace tres años, otro de los tradicionales emporios de barrio cerró sus puertas. Era el Santa Catalina, ubicado en la calle Javiera Carrera de Los Placeres.

Ahora, Carlos Raggio, nieto e hijo de sus fundadores, intenta reabrirlo, justo cuando se cumplen 100 años de su creación: Mateo Raggio, quien se dedicaba al cultivo de olivos en su natal Génova, llegó en 1906 al Puerto, donde primero se instaló en la Av. Argentina y luego en el cerro.
Ahí, su penúltimo hijo, Carlitos Raggio, heredó el negocio a los 18 años. Pero lo trabaja desde los 10. Tanto conocía el lugar que llegó a memorizar 900 precios sin ayuda. Aquí vendió de todo. Fardos de pasto a mediados del 1900, harina por sacos, mantequilla por trozos, aceite por 1/8 y litro, chancaca, harina y queso rallado al natural, ollas, cuchillería y vasos. "Siempre recordaré una artesa colgada. Alimento para gallinas, patos y conejos; cierres, botones, agujas e hilos de coser. No existían los supermercados ni las multitiendas, todo se colgaba o andaba en cajones", cuenta Carlos.

De lunes a domingo, sin descanso, hasta los 80 años, don Carlitos y su esposa fueron parte esencial del barrio. "Muchos llegaban a pedir fiado y mi padre los anotaba en la libreta. También daba 'avances en efectivo' para las emergencias. Así no más, de pura confianza. Otros iban para que mi papá les matase la gallina o el conejo del almuerzo", agrega.

En medio de sus estanterías y mesones, un pájaro embalsamado cuidaba el local. Mientras, un reloj de péndulo marcaba los segundos. Lo tuvo por medio siglo, hasta que lo vendió por $ 10.00. En su lugar puso uno chino. Con el paso de los años, el antiguo mesón dio paso a uno con vitrina, las romanas siguieron por si la luz fallaba, pero conviviendo con las balanzas digitales, que no pierden ni 10 gramos. "La llegada del primer cooler de bebida y el proveedor que entregaba equipamiento sin costo, a cambio de una buena exhibición (...), eso marcó un antes y después", reconoce Raggio. En 1998 llegó la segunda gran modernización. Don Carlitos dejó las cuentas a mano y empezó la era del computador. "Se nos ocurrió un software que hiciera todo tal como lo hace el comerciante (...). Mi padre nunca había tomado un computador y aprendió a usar el software a los 70 años", dice su hijo. Tal fue el éxito, que luego nació el Club Almacén en la web.

Hoy tiene 3.000 socios y 500 negocios usan el software, entre ellos, la Armada, para sus cantinas secas. "Mi papá trabajó el emporio hasta los 80 años y nunca hizo algo distinto ni se cansó. Un infarto lo sacó en 2007 y el 2010 falleció", recuerda su hijo. Ahora su objetivo y el de su hermano es reabrir el Emporio Santa Catalina como el "Almacén del Futuro", con lo valioso de la tradición, lo nuevo y disponible en tiempo real en la web.

"Nos quedó el camino y el desafío de rescatar este almacén y volverlo competitivo, tal como lo pensamos con nuestro padre, para que así dure otros 100 años", dice. Ese es el desafío.
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los ultimos emporios del puerto

Reportaje TVN a Club Almacen y Ejecutivos de Trade Marketing

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Inicios de Club Almacen
Emporio Santa Catalina, en Valparaiso.
Comerciantes dueños de Almacenes Minimarkets y Botillerias
Software de Punto de Venta El Almacen
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melisa:
La primera vez que entré a este negocio, sentí había vuelto al pasado, me pareció que así
lucían los almacenes de "ultramarinos" citados en cuentos o novelas que se desarrollaban, quizás al sur de Estados Unidos. Busqué en Internet y encontré varias fotos de almacenes muy parecidos a estos emporios de Valparaíso.

Acá algunas fotos rescatadas.






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