lunes, 9 de abril de 2012

El atractivo Valle de Leyda

LA TERCERA EDICION IMPRESA |
sábado 07 de abril de 2012


En este costero valle se producen los mejores blancos del país. También los Pinot Noir que están poniendo a Chile ante los ojos de los críticos mundiales. Aquí, un recorrido por sus cercanos encantos turísticos


por Gonzalo Argandoña Mc
MARIA LUZ Marín habla con pasión. Y sus grandes ojos azules la delatan cuando se emociona. Porque la historia de la única mujer chilena fundadora y propietaria de un viñedo tiene mucho de sentimientos, compromiso y desafíos. En plenas faenas de vendimia en Casa Marín, una de las viñas más radicales y premiadas del último tiempo, se da tiempo para recibirnos. Ella es una de las precursoras del Valle de Leyda, una nueva región vitivinícola que destaca por el clima frío, debido a la cercanía del mar, y por vides que parecen encaramarse por los cerros y lomas. De aquí, a apenas cuatro km de la costa, nacen finos vinos blancos, caracterizados por una perfecta acidez y toques minerales, y tintos -especialmente Pinot Noir- que cada vez sacan más puntos en el exterior.

Casa Marín, en poco tiempo, se ha hecho un prestigio internacional incuestionable y, de paso, ha logrado romper con mitos como que nadie pagaría un alto precio por un vino blanco chileno. "No fue fácil y, en un comienzo, dimos qué hablar. Cuando tuvimos la primera cosecha, en 2003, nuestro primer Sauvignon Blanc costaba $ 18.000. El que nos seguía en precio costaba $ 8.000", explica María Luz Marín. Algo similar sucedió ese mismo año en Inglaterra, al presentarse en una feria. "Me habían advertido que no podía ofrecer un vino por más de ocho pounds (libras), porque nadie lo compraría.

En la feria, escritores y periodistas especializados probaban, me preguntaban precios -el vino que llevábamos lo habíamos puesto a £ 14- y salían con cara de que estaba loca. Costó esfuerzo, pero hoy lo vendemos a £ 18 allá", dice orgullosa, mientras nos cuenta de planes para levantar el turismo de Lo Abarca, el pintoresco pueblo donde se alza la viña.

Tras una cata de su línea Cipreses y Cartagena, seguimos rumbo por los valles de Leyda y San Antonio. Somos guiados por Andes Traveler (www.andestraveler.com), agencia de turismo de lujo que, en el último tiempo, ha desarrollado un importante nicho en el turismo enológico, privilegiando los recorridos de grupos pequeños, las viñas premium y que, en casos como este, sea el propietario o enólogo quien recibe a los turistas. Además, cuentan con un sommelier que va introduciendo a los visitantes en conceptos enológicos, historia e, incluso, dirigiendo las catas.

En recorrido por Viña Matetic, su imponente bodega diseñada con el concepto de flujo gravitacional y su magnífica sala de barricas permiten graficar cómo una viña ha sabido apostar por el turismo con fuerzas. A sus cuatro tipos de tours (que varían si se opta por la línea EQ o Corralillo de sus vinos), suma una casa de huéspedes muy exclusiva y un estupendo restaurante.

Dejamos para el final la visita a Ventolera, viña que si bien produce desde 1999, sólo desde 2008 cuenta con una moderna bodega (gran parte de su producción se entrega a otras marcas). Su enólogo, Stefano Gandolini, destaca las grandes propiedades de este valle, donde las noches no son tan frías como en los valles vecinos ni los días tan calurosos y la calidad de los suelos -al ser graníticos- es muy superior. "Son más parecidos a los de Borgoña o del Ródano, lo que redunda en la calidad de los vinos", señala.

La viña, de moderna arquitectura, alberga también una atractiva colección de motoscicletas, propiedad de Vicente Izquierdo, dueño de Ventolera.

David Botha es un sudafricano que, junto a Carmen, su mujer italiana, abrieron Casa Botha, un restaurante de cocina italiana, pero de gran raigambre chilena, a un costado de la Ruta 68, antes de Casablanca (Km 63, www.casabotha.cl). Podría pasar de ser un buen restaurante más, de no ser porque David es uno de los mejores anfitriones de la zona -divertido, amable, detallista- y Carmen, desde la cocina, elabora las más sabrosas preparaciones que uno pueda idear, donde los ingredientes frescos siempre están presentes. Atún salteado, ceviches, ravioles de ave con salvia y mantequilla, ñoquis de zapallo, entre otras preparaciones pueden alternarse con una nutrida selección de vinos del valle de Leyda, Casablanca y del resto del país. No espere una carta formal, los platos dependen de los ingredientes del día. Una tienda vende también diversas etiquetas "garage", productos gourmet y los ingredientes para preparar en casa el pan que se sirve en el restaurante y que, imagine cómo será, dura apenas unos segundos en la panera.

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